La agrupación limachina se atrevió a prender el escenario con enérgicos pasos de baile y una propuesta musical innovadora
Bien se sabe que la vida da muchas vueltas y la música no es la excepción. A finales de los 90 la “Nueva Cumbia Chilena” vino a cambiar los paradigmas del género, cuando artistas como Joe Vasconcellos o Sexual Democracia se aventuraron a incursionar en el rock, dejando atrás a las antiguas orquestas del estilo de La Sonora Palacios.
Ya para la década de los 2000 hubo un recambio generacional, justo cuando Juana Fe, Chico Trujillo y Banda Conmoción empezaron a componer al ritmo de una cumbia pachanguera, distinguiéndose de la vertiente romántica de agrupaciones como La Noche o Américo.
Y justamente este movimiento de “Nueva Cumbia Chilena” se extendió hasta Limache. Así lo está demostrando Magia Negra, una banda compuesta por nueve músicos profesionales que lleva más de 10 años en el medio, pero que a partir del 2016 comenzó a sacarle fuego al escenario al ritmo de la “cumbia funk”, con temas como “Baila mi ritmo”.
“La Nueva Cumbia Chilena somos nosotros. De partida, implementamos algo nuevo, que no estaba. Acá decidimos combinar estilos de cumbia y funk, que es un género que da para mucho… Y si te digo que somos nosotros es porque así lo siento en verdad”, comenta Gonzalo Amoris, la voz principal de la banda.
EL FUNK EN LA BÚSQUEDA DEL SELLO PERSONAL
Solo basta escuchar la cumbia de Magia Negra al ritmo del güiro y del jam block para que el cuerpo empiece a bailar con sabor en la oscuridad de la noche negra, momento en el que todos quieren “portarse mal o portarse bien”, según lo explica entre risas Amoris, a fin de contextualizar el significado que tiene el nombre del grupo.
Los inicios de la agrupación se remontan hace 10 años, cuando el guitarrista y productor musical limachino, Oscar Sagredo, se propuso la misión de buscar gente para formar una banda de cumbia llamada Magia Negra. “No siempre fue lo que es ahora, no siempre fue exactamente el mismo producto, sino que en el camino se fue moldeando solo, y ni siquiera hubo tanto esfuerzo en términos de a dónde dirigirse”, expresa.
Y esa nueva dirección llegó en el año 2016, momento en el que decidieron incursionar en un nuevo sonido para diferenciarse de aquellas bandas de las cuales la gente hacía referencia para compararlos.
Así lo confirma Amoris, “aquí ya sabemos que la cumbia es parte de la cultura chilena, entonces la competencia que hay es bastante. Nos pasaba que antes comparaban nuestras canciones con Noche de Brujas, Américo, y siempre nos causaba extrañeza eso, decíamos ‘pucha, ¿qué es lo que podemos hacer para diferenciarnos?’, y en esa búsqueda apareció el funk”.
Con las últimas composiciones que tenían en ese momento, como “Mía otra vez”, se dieron cuenta que el funk era una excelente combinación para la cumbia, lo que finalmente daría paso a la elaboración de una nueva identidad.
“Todo partió desde la influencia musical, una de las bandas que seguíamos harto era Bruno Mars, y lo que nos impresionaba de esa banda era que no solo el vocalista hacía la performance, sino que los músicos también lo hacían. Ponernos esa meta, con el desafío de tocar y bailar fue una de nuestras inspiraciones. Lo bueno de esas bandas es que tienen el beat muy similar al de la cumbia de cierta manera. Todo el beat del funk y del pop daba para muchas cosas de este estilo. Y estamos recién explorando, es un nicho que hay que seguir”, agrega el cantante oriundo de El Melón.
“Va en las ganas de querer desmarcarnos y de seguir el sueño. Entonces, para lograr diferenciarse de otras bandas, hay que lograr una identidad propia. Y en esa identidad fue súper importante ir explotando las influencias de todos los músicos, ya que, en el proceso de formar una amistad con la banda, se empiezan a mezclar y compartir gustos musicales, y de esa forma se encuentran matices”, complementa el percusionista Nicolás Cisternas.
DEL TERNO AL JOGGER
La incorporación de un nuevo estilo musical trajo consigo pasos de baile distintos, lo que sin dudas es una de las características que más le atrae a la gente, ya que en la banda todos se mueven, pese a las limitaciones que tienen algunos integrantes al interpretar sus instrumentos.
En una primera instancia, la idea de variar en los movimientos fue de una coreógrafa que los instruyó en la grabación de “Tu hombre perfecto”, quien los motivó a bailar de manera diferente, tomando influencias del break dance, “eso nos puso la presión de crear coreografías para las otras canciones” dice Amoris.
“Después mezclamos las influencias de cada músico. Entonces, Diego se quedaba ‘craneando’ los pasos que ensayábamos y decía: ‘acá está’. Como es bien trabajador el hombre, siempre estaba creando los pasos. Él es la mente”, refiere el vocalista sobre su compañero.
Respecto al proceso creativo, Diego Riveros, el bajista y compositor olmueíno, resume que “me gusta que los pasos se puedan mezclar con la música y que a la vez sean simples, ya que la mayoría de los que bailamos tocamos algún instrumento, entonces tenemos algunas limitaciones para ciertos movimientos, para eso buscamos la manera de unificar los pasos estipulando el movimiento de los pies, torso, hombros y cabeza para que nos veamos lo más coordinados posible. Y bueno, practicando harto”.
Pero cantar y bailar ya son “otras ligas”, pues requiere de un entrenamiento constante y de un cardio poderoso, sobre todo para el cantante. Pero, a fin de cuentas, todo vale la pena si la gente disfruta del show.
“Esa es una característica que nos ha asombrado para bien y que nos ha mostrado el camino. El tener coreografías y que cantemos la mayoría, eso es llamativo y es lo que la gente más valora. Quedan extasiados con la performance”, sostiene Gonzalo.
El vestuario también ha roto ciertos estereotipos cumbieros, ya que a los chicos no les sirve usar el clásico terno, “no nos quedaba, se nos rajaban los pantalones”, explica riéndose el percusionista.
“Y no es broma que también optamos por la ropa más sport, por los bailes. Por ejemplo, antes ocupábamos jeans, ya saliendo del terno, pero no nos servían después porque eran muy apretados y no podíamos hacer tantos movimientos…, entonces pasamos a los jogger para estar más cómodos. Lo que más se comenta es cómo nos vestimos y combinamos”, agrega.
Como toda banda, Magia Negra se debe a su público, el que lo ha acompañado fielmente en su trayectoria. Aunque también ha sido capaz de sorprender a una nueva audiencia, como cuando hicieron de teloneros de “Jordan”, en el “Circo Tony Caluga”.
“Fue una bonita recepción porque las luces, la técnica, todo influyó. Ese día la gente estuvo muy arriba, me atrevería a decir que el 90 por ciento no nos conocía y para nosotros fue grato recibir los aplausos”, cuenta Amoris.
Y si bien todas sus presentaciones han sido importantes, la que más llevan en el corazón fue cuando en el año 2018 se presentaron en el “Trotamundos” de Quilpué. “Fue en los inicios de la nueva era de Magia Negra, fue especial porque fue la primera vez que presentamos nuestro show al cien, y fue gente exclusivamente a vernos, lo que fue clave para nosotros…, escuchar corear nuestras canciones fue muy bonito”, concluye Gonzalo Amoris.